- ¿Nunca deseaste a tu hermana? Se interrumpe, centra la pupila en mi reacción, sin advertir asombro o rechazo, y continúa sin esperar la respuesta, porque la sabe.
"Charlotte hacía todo para que la deseáramos, incluso con una sutil perversidad, supuestamente inducida para que en nuestros deseos soñados castigáramos por lo que nos obligaba a hacer en los negocios, con nuestras amistades y familia. La ilusión era poseerla, someterse a sus caprichos para humillarla, y así creer que sería muy fácil imponernos, hacerla obedecer. "Ceder a los sentidos es someterse a la pasión. Estaba briago de ella, de su solicitud, de su aparente entrega. Del paté, el queso y el vino pasarnos a devorarnos con los ojos, con las manos. Los dedos dejaron de ser inocentes, para convertirse en sensores erógenos. Y además, ¿por qué no podía tener lo que, intuía yo, otros de mis hermanos ya disfrutaban? "No fui el primero en cometer incesto con Charlotte. Sólo ella sabe con cuál de los hombres de la casa se inició en el tremendo arte de seducir. Cuando la llevé al Peñón del Diablo, lejos de la vista de Dios, cerca de cualquier sorpresa auditiva —porque allí se está cerca del camino y de otras parejas afanadas en apartarse para gozar a dos voluntades y a cuatro manos, lo que Onán siempre tuvo miedo de compartir—, ella condujo con suavidad y maestría esa nueva experiencia sexual, al menos para mí. "Si —hurga en la memoria Ricardo Patti, con la misma facilidad con la que otros se rascan la nariz. Cierra los ojos, vibra con la evocación—, cuando lleno de temor porque nos escucharan, ella, también muda, me convencía de encenderla para que el juego erótico no fuese una obligación, al menos otro de mis hermanos ya había aprendido de su experiencia. Sin embargo, nunca se me ocurrió pensar que nuestro padre hubiese sido su afortunado maestro, ¡vamos!, ni siquiera pensé en investigarlo. Ella lo habría protegido. "En casa Patti todos somos hipócritas, porque estamos conscientes de que el incesto voluntario y voluntarioso es un secreto, únicamente posible de compartir entre quienes lo cometemos. Ciertas muestras de afecto de Charlotte, algunas debilidades para con mis hermanos y hermanas, me permi-tieron intuir que no era una complicidad entre dos. Todos estábamos involucrados en el deseo y despropósito de someterla a nuestra voluntad a través del sexo, y siempre fue al revés, nunca dejo de tenernos entre sus piernas."
Extracto de: Incesto en Valle de Bravo
Disponible en nuestra librería: $135.00
Para adquirir este título llama al celular 3310440348 en Guadalajara o pídelo a través del correo:
infoladecimaletra@yahoo.com
Hacemos envíos a las principales ciudades de la República Mexicana