El sol de la tarde comprende los 20 largos años que van del 1968 mexicano a la caída del Muro de Berlín y el desmantelamiento del comunismo soviético, poblados por personajes tan variopintos y complejos que hacen de la novela un agitado tour de force: de la masacre a la cárcel al exilio al retorno al activismo, unos a la guerrilla y otros al desencanto final. Es también la historia cargada de intensidad y desmesura del amor imposible entre Paco Torres y David Sánchez, educados hombres de izquierda con acentuadas diferencias ideológicas y distintas preferencias sexuales. A éste le gustan los hombres viriles y enérgicos, como Paco, y la idea de una transición pacífica a la democracia; a aquél le seduce la violenta posibilidad de la revolución tanto como los cuerpos lampiños de púberes de 13 años, a los que llega a acosar con la tenacidad y la imprudencia de un Humbert-Humbert de sexualidad desbocada. Una amistad entrañable que no se rompe por esa razón, sino por las divergencias insalvables en torno al país que se imaginan y los métodos que se deben seguir para alcanzarlo. Todo ello en medio de digresiones eruditas, confesiones dolorosas y discusiones ríspidas sobre la ideología como una religión, entre vívidas escenas del libérrimo underground homosexual de la Ciudad de México hasta la mortífera aparición del VIH.
“Creyó que casándose, teniendo relaciones sexuales fáciles con su esposa, olvidaría la atracción sexual que le producían algunos jovencitos en el Metro, en la calle, a la salida de sus escuelas”, le confiesa Margarita, esposa de Paco, al enamorado David. Pero esa atracción se volvió irresistible, tanto como los fervientes deseos de Paco por irse a la Nicaragua sandinista para “sacar adelante la Revolución”. Una noche David invita a Paco a una reunión secreta con el Comandante Cero, quien, decepcionado, habla de la rapacidad de los sandinistas que se han apropiado de las mansiones, de los lujosos autos y hasta de las sirvientas de los somocistas. Es un traidor, le dice Paco a David, lo que desencadena la agria disputa final, el rompimiento inevitable. Los sandinistas, finalmente, serían derrotados en las elecciones. La utopía se alejaba cada vez más y llegaba el desencanto.
El aliento de Kavafis se funde con el de Pasolini en cada página de esta obra de limpia prosa en la que también campea un melancólico espíritu libertario.
Rogelio Villarreal
Disponible en nuestra librería: $200.00
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